lunes, 7 de marzo de 2011

El conflicto generacional

Hace tiempo dejé de referirme a la juventud desde un aspecto plural. Mi interés se centra en el conflicto generacional y el problema que comporta. Hacerlo desde un aspecto plural me parece una equivocación porque los jóvenes forman una extensa variedad de grupos dinámicos y separados. Poco tienen que ver los conflictos de los trabajadores, con los del universitario o los que atenazan a los chicos en paro y los de marginación social. Por lo general cuando nos referimos a este problema centramos demasiado la antención en los hijos concediendo muy poca atención a los progenitores. He sido hijo, he llegado al enfrentamiento, también a la ruptura y por último fuí padre, Me abstengo de juzgar sobre un hecho tan viejo como el hombre pero dejo en el aire la idea de que si al variar los patrones educacionales por el “todo vale” conlleva un cambio o la anulación del abismo generacional.

4 comentarios:

Oteaba Auer dijo...

Tengo amigas que trabajan en la enseñanza. Cuentan que, a veces, temen más a los padres que a los hijos. Salen en su defensa a sangre y fuego; pero no creo que por eso los chicos sientan más cerca a sus padres. Pienso que el conflicto generacional sigue existiendo.
Un AbrazOte wapetón

Ramon Peris dijo...

Todo evoluciona a una velocidad de vértigo. A veces los estudios sociológicos se quedan obosoletos en un corto periodo de tiempo, aunque confieso que me resulta dificil la actitud de no juzgar o pensar el por qué de ciertos patrones de comportamiento.

Saludos

Rsmón

Carmen López Pérez dijo...

Con permiso...pasaba por aquí y no he podido evitar entrar al trapo... las reclamaciones, a Ramón, que se dejó la puerta abierta...
Yo también me dedico a la enseñanza, y puedo afirmar sin temor a equivocarme que el conflicto generacional existe... y menos mal... porque de no existir el mundo se detendría, dios no lo quiera. El remedio, el de siempre... escuchar, espabilar, estar ahí... ser auténtico y no perder nunca la paciencia. Hay que confiar en ellos, nuestra experiencia les sirve relativamente, porque todo ha cambiado una barbaridad. Pero, en la medida en que lo reclamen, seguir ahí. Darles confianza. Es casi lo único que podemos hacer, y no es poco.
Aprovecho para decir que, aunque lo he visto muy por encima, me gusta el rollo este de los elefantes... Y perdón por la intromisión. Saludos.

Carmen López Pérez dijo...

Y respecto al "todo vale", es casi un agravante, los descoloca, porque necesitan encontrar su sitio, distinto y nuevo, y se lo ponemos más difícil aún. Cada uno en su sitio, diferentes en edad, en vivencias, pero abiertos al diálogo, a buscar la verdad... No hay que reprimirse juzgando, ellos necesitan en realidad conocer nuestra opinión, es un complejo nuestro por haber sido juzgados de modo arbitrario, cerrado... no queremos repetir pautas que nos resultaron dolorosas, pero no podemos caer en el error de pendular al otro extremo...Confianza, en ellos y en nosotros, en el amor que une y busca el modo de comunicar, por difícil que parezca... No somos tan distintos, en realidad el fondo permanece, es sólo cuestión de formas...
Saludos nuevamente :)