viernes, 22 de agosto de 2008

La mala educación "ONLINE"

Por motivos que no vienen al caso, me queda poco tiempo para dedicárselo al blog, aunque os sigo leyendo y contestando en los vuestros. Ginebra y Lola, disculpadme de nuevo. Todo ello me llevó a reflexionar sobre la mala educación online, como reflejo de la sociedad. Desagradable realidad a la que jamás tomaré como compañera de costumbre… Agradezco a Oteaba sus ánimos para empezar un blog y, con ello, la gran suerte de haber encontrado personas exquisitas.

Cada día es más habitual ver cómo las personas dejan a un lado su buena educación (si es que en algunos casos la han llegado a tener) y el respeto a las mínimas normas de comportamiento y urbanidad, para pasar a ser directivos (da igual la longitud y altura de su cargo) soberbios, engreídos y endiosados que no pueden perder su precioso y ocupado tiempo para atender a cualquier humano normal que ose molestarles en su dura y estresada jornada laboral.

Cada vez más, la mala educación, la ausencia total del respeto a las mínimas normas de cortesía, la carencia de formas y la desaparición de una etiqueta en las relaciones laborales se están imponiendo. Da lo mismo que nos citen a las diez. Aparecemos a las once, ya que lo elegante es llegar tarde y que el otro espere. Si escriben solicitándote alguna información, o invitándote a un acto comercial o social, ¿para qué contestar agradeciendo la invitación y excusando nuestra imposible asistencia?, ¿para qué confirmar por mucho que lo diga la invitación? Si voy, voy; y si no lo hago, más pierde el que invita. Si llaman por teléfono, cuanto más difícil sea dar con uno, más importante parece, y más tratan de localizarle.

Cada vez en mayor medida, y por desgracia, la mala educación reina en las relaciones profesionales, comerciales y humanas, en esta sociedad que antepone los principios de cantidad (cuanto más tengo, más valgo) a los de calidad.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Hospitalizado

Hace una hora llegué a mi bendito hogar. Estuve hospitalizado tres días por intoxicación alimentaria. Al darme el alta me sentía demasiado débil y he permanecido en una casa donde no había acceso a internet.

Ginebra, Lola, María, Oyana y Herma ¿diferentes blogs?, Cornelius. No pude responderos y ruego me disculpeis. Sólamente tuve tiempo para Tequila, Oteaba y Rayo de Luz. Poco a poco os iré leyendo en vuestros espacios. Son varias las personas que desean visitarme y aún no me encuentro del todo bien.
Un beso para todos

domingo, 3 de agosto de 2008

La cabeza de Ganesha

Como símbolo de la buena suerte, durante la primera mitad del siglo XX, el elefante adquirió gran fama en el mundo occidental. Empezaron a fabricarse pequeñas figuras de plata y otros materiales. Necesariamente debía estar de pie, en posición de marcha y con la trompa levantada hacia atrás. Al parecer la trompa levantada es muy importante.

Todo parte de la leyenda de Ganesha, el dios con cabeza de elefante del panteón hindú. Era hijo del dios Shivá y la diosa Parvati. Mientras su madre se bañaba él cuidaba su intimidad tratando de que nadie irrumpiese en el palacio. Cuando su padre quiso entrar, Ganesha le negó el paso porque no tenía la autorización materna. Shivá enfureció y con su espada le cortó la cabeza que saltó y rodó por una pendiente hasta desaparecer.
Aunque violento e irascible, poseía un buen corazón y arrepentido por su acción mandó traer la primera cabeza que encontrasen. Un criado lo primero que vió fue un elefante. Le cortó la cabeza y se la llevó al dios quien la puso de nuevo sobre los hombros de su hijo para resucitarlo. Desde entonces Ganesha dejó de ser un hermoso joven de rostro humano para convertirse en un hombre rechoncho con cabeza de elefante, cuatro brazos, larga trompa y orejas grandes.

A lo largo del tiempo este dios indio, con cabeza de elefante, empezó a transformarse en el amuleto que hoy conocemos de completo paquidermo robándole, de alguna manera, el protagonismo a Ganesha